¿Qué se elige y quiénes participan?
Las personas que lleguen a dirigir la CC, el TSE y el MP tendrán el poder de influir directamente en la justicia, las elecciones y los límites del poder político. Las personas electas tomarán decisiones que afectarán la garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos, el acceso a la justicia y la representación política del país. Es crucial que quienes lleguen a estos cargos tengan la preparación y el compromiso con nuestra República, para que las instituciones actúen con autonomía y no terminen sirviendo a intereses particulares. Que se elijan personas con criterio, integridad y preparación es una forma de garantizar que el poder siga teniendo límites y responda a las necesidades de los ciudadanos.
Corte de Constitucionalidad (CC)
La CC es la encargada de interpretar la Constitución y resolver si las decisiones del poder público respetan los límites de la misma. Sus magistrados son nombrados por cinco entidades: el Congreso, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), el presidente de la República, el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG) y la Universidad de San Carlos (USAC). Cada institución nombra a un magistrado titular y uno suplente. Para postular, se deben cumplir requisitos legales como ser abogado colegiado con al menos 15 años de ejercicio y reconocida honorabilidad. En el caso del CSJ, las decisiones se toman con al menos 7 votos favorables de los 13 magistrados.
Tribunal Supremo Electoral (TSE)
El TSE es la máxima autoridad en materia electoral. Organiza las elecciones, fiscaliza a los partidos y resuelve conflictos electorales. En 2027, los magistrados electos deberán conducir el proceso electoral general. El Congreso elige a 5 magistrados titulares y 5 suplentes a partir de una nómina propuesta por una Comisión de Postulación. Los aspirantes deben ser abogados guatemaltecos, con reconocida honorabilidad y sin vínculos recientes con partidos políticos.
Ministerio Público (MP)
El MP es responsable de investigar delitos y presentar casos ante la justicia. Su máxima autoridad es el fiscal general, nombrado por el presidente de la República a partir de una terna propuesta por una Comisión de Postulación. Los candidatos deben ser abogados activos, con al menos 10 años de experiencia, y demostrar capacidad y honradez. La autonomía de esta institución es clave para mantener la credibilidad del sistema de justicia.
Recientes obstáculos
En los últimos años, la elección de las autoridades que dirigen estas instituciones ha enfrentado varios obstáculos que han puesto en duda su independencia y legitimidad. En el caso de la CC, el proceso para nombrar magistrados estuvo marcado por retrasos y presiones políticas sobre quienes tomaban las decisiones.
En el TSE, los magistrados fueron fuertemente cuestionados por su papel en las elecciones pasadas. En particular, hubo críticas por cómo manejaron los resultados y por decisiones como la contratación, a pocos meses de los comicios, de un nuevo servicio de cómputo para contar los votos. Esto generó incertidumbre y debilitó la confianza en la institución.
Por su parte, el MP también ha influido en la estabilidad del TSE. En 2024, logró la suspensión de cuatro magistrados titulares a raíz de un caso relacionado con la compra del sistema de transmisión de resultados (TREP). Aunque una resolución judicial revocó esa medida, fue anulada poco después, provocando una crisis interna que paralizó temporalmente al tribunal.
¿Por qué deberíamos estar atentos?
Como ciudadanos, debemos estar atentos a este proceso, porque de este depende la funcionalidad de nuestra República, donde el poder sea limitado por la ley, los derechos y libertades sean garantizados y el sistema de justicia opere con independencia. Las personas que lleguen a dirigir la Corte de Constitucionalidad, el Tribunal Supremo Electoral y el Ministerio Público tomarán decisiones que afectan directamente el sistema de justicia y, por tanto, los derechos y libertades ciudadanas. Si no exigimos instituciones fuertes y autoridades íntegras, el poder se desborda y la República se debilite.